Narcotráfico extiende su millonario negocio a las reservas naturales de Colombia

A lo largo de su historia, 37 de los 59 Parques Nacionales Naturales han sido refugio de diversos actores armados.

Un río fluye a través del Parque Nacional Chiribiquete en esta fotografía aérea tomada sobre San José del Guaviare, Colombia. Fotógrafo: Nicolo Filippo Rosso / Bloomberg
27 de agosto, 2021 | 11:25 AM

Bogotá — Los Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN), ecosistemas clave para la conservación de la biodiversidad y los procesos ecológicos con más de 17,6 millones de hectáreas, sufren la amenaza del narcotráfico que ha extendido la operación de su lucrativo negocio ilícito hasta estos espacios.

La presencia de cultivos de coca afectaba a 16 de los 59 Parques Nacionales Naturales con un área total de 7.844 hectáreas para 2018, alertó el informe de 2021 del observatorio Parques Nacionales Cómo Vamos.

“Es prioritario fortalecer los mecanismos de restauración al interior de los Parques Nacionales Naturales colombianos, ante la situación de los ecosistemas amenazados y los procesos de deterioro por deforestación o cultivos de coca”.

El documento, que se basa en cifras del Observatorio de Drogas de Colombia, agrega que en el país el 4,64 % de los cultivos están dentro de los Parques Nacionales Naturales y que el territorio con mayor área cultivada de coca dentro de estas reservas es la Orinoquía (25,5 %).

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Le siguen la Amazonía (24,7 %), el Caribe (22,8 %), Pacífico (16 %) y los Andes Nororientales (11 %), en tanto que en los parques de la Territorial Andes Occidentales no hay cultivos de coca, de acuerdo al informe.

Los Parques Nacionales Naturales han sido escenario y víctimas del conflicto armado colombiano con sus diversas expresiones. A lo largo de su historia, 37 de los 59 PNN han sido refugio de diversos actores armados y en 27 de ellos se ha tenido conocimiento de la presencia de minas antipersonal.

Informe de 2021 del observatorio Parques Nacionales Cómo Vamos

Los parques con mayor afectación por cultivos de coca son La Macarena (23,5%), Paramillo (22,8 %) y Nukak (17,5 %). Hay cinco parques donde los cultivos están entre 100 y 1.000 ha, cuatro parques en los que los cultivos están entre 100 y 10 ha y ocho parques con menos de 10 ha”, detalla.

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Colombia totalizó 143.000 hectáreas de cultivos ilícitos en 2020, una reducción del 7 % frente a 2019, pero aún sigue siendo considerado el mayor productor de coca en el planeta, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Undoc).

Esta reducción contrasta con las cifras de producción de cocaína que siguen subiendo a pesar de la estrategia adoptada por el presidente colombiano, Iván Duque, para contrarrestar este flagelo y que contempla reanudar la polémica fumigación aérea con glifosato.

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La pobreza y desigualdad, la realidad de las comunidades

El narcotráfico es solo una de las amenazas de los Parques Nacionales Naturales, que conservan el 64,5 % de los ecosistemas de Colombia, el segundo país más biodiverso del planeta, pues también se enfrentan a la derofestación y la minería ilegal.

Se estima que 45 de los 59 Parques Nacionales Naturales del país tienen ecosistemas con “algún grado de amenaza”, siendo los del Caribe los más afectados.

De acuerdo al reporte, en estos ecosistemas habitan cerca de 22.300 personas “con diversidad de condiciones étnicas y sociales”, a la vez que se contabilizan 17.634 unidades productivas agropecuarias.

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También da cuenta de que el 63% de los habitantes de estas reservas viven en la pobreza. Además, “la incidencia de pobreza multidimensional en los contextos municipales, en promedio, es de 51,4 % y es más persistente en los contextos de los parques de tierras bajas y altas temperaturas, contrastando con los indicadores de los contextos de los parques con mayor altitud y menor temperatura”.

Por ende, “en las áreas compartidas con comunidades étnicas, es primordial la armonización de los instrumentos de planeación y dar mayor relevancia al valor de la gestión con enfoque étnico”.

Frente a las conclusiones, el observatorio plantea que el Estado “debe enfrentar de manera estratégica a las empresas criminales que impulsan la deforestación, los cultivos ilícitos y la minería ilegal”.

“Existen procesos muy dinámicos y en aumento, hay procesos crónicos en algunos parques, pero también hay procesos incipientes, que deben ser gestionados de manera diferencial. Las acciones deben ir acompañadas de procesos para definir acuerdos con los pobladores locales que se ven involucrados en estos fenómenos, debido al poder de los determinadores de las acciones criminales”.

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