Salario mínimo en Colombia 2022: Armando Montenegro pide madurez para negociar

El IPC apunta al 5%, pero las pymes apenas se reponen del golpe de 2020. Para el chairman de BTG Pactual Colombia lo que está en juego es la recuperación del empleo.

Armando Montenegro, chairman de BTG Pactual Colombia.
04 de noviembre, 2021 | 05:00 AM

Bogotá — Armando Montenegro Trujillo es uno de los economistas colombianos que inspira más respeto entre sus colegas. Junto a Rudolf Hommes, ministro de Hacienda durante el periodo en que Montenegro fue director de Planeación Nacional, batalló en el Gobierno de César Gaviria, entre 1990 y 1994, para sacar adelante las reformas que dieron origen a la apertura económica del país.

Años después fue presidente de la Anif en reemplazo de Javier Fernández Riva, pero también ha sido director ejecutivo alterno del Banco Mundial, asesor cafetero, y asesor de la antigua Junta Monetaria, que antecedió a la Junta Directiva que hoy tiene el Banco de la República.

Desde hace cuatro años es chairman de BTG Pactual en Colombia, sociedad que acaba de recibir la autorización definitiva para operar como entidad bancaria en el país. Habló con Bloomberg Línea de la apuesta con la que llega, de la realidad económica del país y de lo que se vislumbra para el futuro económico nacional.

Bloomberg Línea (BL): Primero que todo hablemos de la autorización que acaban de recibir

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Armando Montenegro (AM): Lo primero es que la semana pasada recibimos la autorización definitiva. Este fue un proceso que inició cuando los socios de Colombia le presentaron a los socios de Brasil, que es desde donde se maneja la compañía, la idea, y para nosotros fue largo, pero entiendo que fue relativamente rápido para lo que es estándar para abrir un banco. Entiendo que en otros casos se han demorado más, fue un trabajo que hicimos internamente para adaptarnos a la parte regulatoria, conseguir la tecnología, las aprobaciones, la parte jurídica, los cambios en el organigrama y ya con todo eso concluido pues estamos listos para empezar.

Sobre el momento actual en que se da el inicio de la operación, consideramos que, si uno tiene una visión de largo plazo, es decir estamos en Colombia para quedarnos y no para corrernos cuando se presente algún problema, o cuando hay dificultades, nosotros queremos estar acá, tenemos confianza en el país, ha crecido muy bien durante mucho tiempo y es muy estable. Obviamente tenemos las dificultades que también pueden tener otros, viene un proceso electoral, no sabemos qué va a pasar, y viene el ajuste fiscal definitivo, la Tributaria fue apenas la primera cuota. Tenemos confianza en el largo plazo y por eso vemos este como un buen momento para iniciar la operación.

BL: El sector infraestructura creería uno va a ser al que le van a apostar inicialmente para aprovechar todo el auge de las 4G y lo que viene con las 5G

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AM: La infraestructura es muy importante para Colombia. Ahí nos falta muchísimo. Colombia es un país que a pesar de todo lo que se ha hecho sigue teniendo una infraestructura que es mala. Si usted va a Buenaventura por tierra verá que aún no hay una buena autopista, el Túnel de la Línea en realidad es medio túnel porque es de una sola vía. No hay una buena autopista entre Bogotá y Medellín, ir a la Costa todavía es algo terrible, entonces acá falta muchísimo por hacer.

Lo que se necesita es acabar lo que empezó, pero además se necesitan nuevos planes, y darle mucho impulso a 4G y 5G, pero tiene que haber 6G y 7G. Este es un esfuerzo que nos va a tomar décadas. Colombia debe tener una manera importante de movilizarse y de comunicarse con los puertos.

Ahora, BTG tiene un espacio importante ahí. Hemos hecho asesoría de varias operaciones, hemos ayudado a varias concesiones, este año hicimos una emisión de bonos para Puerta de Hierro muy importante con la que se cerró ese proyecto y seguimos trabajando con varias de ellas. Ahora, este banco que agrupará funciones de la fiduciaria y la comisionista seguirá trabajando con todos ellos, pero no será el único sector, vamos a estar también en energía, en comercio, en construcción, en varios más.

BL: Cómo hace uno para buscar nuevos inversionistas para Colombia en el sector de infraestructura cuando la gran megaobra del país que es Hidroituango está tan embolatada, no sólo con los constructores sino políticamente. ¿Cómo sortear esas complicaciones?

AM: El caso de Ituango es único. No se puede extrapolar. No se puede pensar que todo es así. Es único porque es gigante, es una obra de más de 2.000 megavatios, de costos billonarios, con complejidades técnicas, hidrológicas, geológicas, financieras, y a eso, súmele que se ha vuelto una confrontación política. Con una gran serie de problemas en Contraloría, Procuraduría, con los contratistas, en fin.

Pero hay muchos otros proyectos no tan grandes en la parte térmica, en la parte solar, en la parte de energía eólica, y un montón de firmas que necesitan recursos para conectarse a instalaciones solares a los cuales nosotros podemos ayudar. Ya lo hemos hecho en Chile y en Brasil. Tenemos una gama de servicios y oportunidades que creemos que podemos ofrecer a nuestros clientes, pero si duda Ituango es único por su complejidad.

BL: ¿Cómo siente que perciben a Colombia en el exterior tras perder el grado de inversión y en medio de un año preelectoral? ¿Cómo cree que nos ven en especial para prestarnos, para financiar ese gran déficit que tiene el país?

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AM: Dos cosas. Lo primero es que al interior siempre somos mucho más severos para juzgarnos a nosotros mismo que la gente del exterior. Yo le diría que, a pesar de los problemas de Colombia, es decir, a pesar de la incertidumbre que despierta el proceso electoral, la pérdida del grado de inversión y a pesar de las dificultades financieras, estamos relativamente bien. Eso probablemente lo podemos ver con las noticias internacionales. Si nos comparamos con Perú, están todos los problemas con el presidente Castillo, en Chile hay mucha incertidumbre por la Asamblea Constituyente, y eso sin hablar de la presidencial, no se sabe cuál será el futuro de un país que fue el modelo de América Latina. En Brasil también tienen un proceso electoral complejo con una economía también en aprietos; y le menciono esos para no hablar de Argentina que está en una situación realmente, crítica.

Dentro de ese mapa la gente le reconoce a Colombia que si bien tiene problemas también es un país que ha sido estable, que ha mantenido el crecimiento, que cuando tiene problemas los puede superar. Entonces creo que en el exterior nos dan mucho el beneficio de la duda. Es decir, que los problemas fiscales los podremos manejar, que ojalá podamos recuperar el grado de inversión, en fin, que maneje las situaciones difíciles que tiene hoy. No es una confianza absoluta. Yo lo digo a modo de chiste, quizá no es políticamente correcto, pero en América Latina Colombia se ve bien, y alguien dirá que “en tierra de ciegos el tuerto es rey”.

BL: ¿Puede ser que esa confianza que se mantiene en el exterior sobre Colombia sea porque aquí aún no hemos tenido un presidente de izquierda? Seguimos teniendo presidentes de derecha que en medio de todo son promercado…

AM: Creo que sí. Eso ha sido en parte lo que ha pasado. Aunque no creo que el calificativo de derecha le quepa del todo al presidente Santos, por ejemplo. Él tuvo una mezcla de apertura de paz, acercamiento a grupos alternativos, en fin. Podría ser un presidente de centro izquierda.

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Pero a futuro aún es difícil saber. Incluso si ganara una persona de izquierda es difícil saber cómo se acomoda en un país que no necesariamente quiere toda la receta. Eso se ha visto en otros países en donde suben personas que son de izquierda y a la hora de gobernar pues les toca acomodarse a las realidades de su país. Le pongo el caso de Lula Da Silva en Brasil, él subió como un presidente de izquierda, pero tuvo que aceptar la realidad del país, y sobre todo en su primer periodo, reconoció las fortalezas del mercado, ciertas realidades de su país. Ollanta Humala en Perú tuvo algo similar, y su gobierno fue más o menos tradicional. Ahora lo estamos viendo en Castillo con un acomodo de ese estilo. Es muy difícil predecir cuál va a ser el curso. Los países dependen mucho de las realidades políticas y sociales y Colombia es un país muy complejo y diverso y uno debe aceptar muchas realidades y tradiciones sociales, culturales y económicas.

BL: ¿Usted cree que los candidatos de centro izquierda que hay hoy permitirían mantener ese equilibrio y esa institucionalidad en Colombia, o ve en riesgo las instituciones?

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AM: Algún riesgo hay, pero en Colombia hay mucha independencia de poderes. Digamos el Banco de la República es autónomo, toma sus decisiones y el Gobierno sólo tiene un funcionario de 7. La Constitución prohíbe que haya emisión salvo que haya unanimidad de los 7 miembros. Las cortes también son bastante independientes y así lograran sacar algunas leyes en el Congreso, las cortes van a opinar de la constitucionalidad de cada una.

No sabemos cuál va a ser la composición del Congreso. Un gran problema de Castillo en Perú es que no tiene mayoría en el Congreso entonces sus ideas sin las mayorías no van a prosperar. La fortaleza de las instituciones servirá para que se tenga que negociar y se llegue a consensos, y esa es la fuente de la relativa estabilidad de Colombia.

BL: Ya que habla del Banco de la República, ¿cómo vio la decisión de subir 50 básicos? La mayoría de los analistas predecían 25 puntos, pero los que operan TES e IBR si pronosticaban que podía ser de 50 básicos…

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AM: Me pareció bien. Creo que responde a que no sólo la inflación está alta sino a que el déficit de cuenta corriente es muy elevado y es necesario contener el exceso de gasto que hay en la economía. El mercado estaba dividido. Todos estaban de acuerdo en que habría alza, la duda era si de 25 o de 50, y tiene razón, los que analizan las curvas de los mercados hablaban de 50. Los que veían 25 más bien pensaban cómo iba a votar cada uno de los miembros y no veían de dónde sacar los votos para subir 50. Yo creo que fue una decisión correcta y que el banco está haciendo la tarea.

BL: ¿Comienza a preocupar la inflación? Ya se va viendo cercana al 5% para final de año, venimos del 1,61% en 2020, y uno entiende que responde al mayor consumo por la reactivación, pero pareciera que se sale de control.

AM: Yo creo que no. Precisamente el banco está actuando para que no se salga de control. Este es un momento muy delicado porque se pueden afectar las expectativas. Es decir, lo que la gente cree que va a pasar hacia el futuro, y si de verdad piensa que está fuera de control, que la inflación va a ser de 5% o 6%, pues empiezan a hacer ajustes de los contratos en torno a eso, los arriendos, o las alzas que realizan las empresas. Entonces me parece que es una decisión firme del banco de decir que no va a permitir que la inflación se vaya para allá. Es momento preciso de templar la rienda, y de decir que no se preocupen que esto va a volver a la meta del 3% que, yo creo, es lo que nos conviene a todos.

BL: ¿Qué tanto puede dificultar ahora al final del año la negociación del salario mínimo el hecho de que la inflación esté tan alta? Lo digo porque muchas empresas apenas empiezan a recuperarse del golpe del 2020 y les va a tocar un incremento muy alto cuando apenas comienzan a tener márgenes positivos, y más sabiendo que a la mesa los sindicatos usualmente llegan pidiendo el 12% y 15% de ajuste.

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AM: Me parece delicado. En eso tiene razón. Es una situación compleja que va a necesitar mucha madurez de todos los actores, tanto del Gobierno como de las empresas y los sindicatos porque un alza algunos puntos sobre inflación va a dificultar mucho los costos de las empresas.

Sobre todo, las pequeñas, no tanto las grandes porque en estas empresas el salario mínimo es mucho más alto que el salario mínimo legal, es decir, puede que los cargos más bajos en estas empresas tengan una remuneración de $2 millones o $2,5 millones, entonces ni les va ni les viene.

Pero para las empresas pequeñas del comercio, algunas que estuvieron a punto de cerrar, ponerles cargas laborales altas les va a poner una situación muy compleja o las obligará a no contratar gente o a contratar menos personas y afectará la recuperación del empleo, por eso va a necesitar mucha madurez de quienes tienen que entrar a negociar ahora.

BL: Está diagnosticado que la proximidad del salario medio y el mínimo en Colombia es algo negativo. ¿Cuál ve usted como un primer paso para corregir eso?

AM: El salario mínimo legal es una de tantas leyes que no se cumplen. Este es un país en donde más de la mitad de la gente gana menos que el mínimo legal. La mitad del país está por debajo entonces la gente no lo cumple. Hacia adelante hay que ser moderados en este tema, probablemente hay que moverse hacia alguna reforma laboral que reconozca realidades regionales, pero en Chocó, por ejemplo, el 80% o el 85% de los trabajadores está por debajo del salario legal.

Ahora, el desempleo en los jóvenes es de más del 20% o 25%. Los jóvenes tienen muchas dificultades y no hay maneras de vincularlos, como en Estados Unidos o Europa, por horas o por días, en modelos de contratación mucho más flexibles. Acá tiene que ser un contrato de tiempo completo, con todas las prestaciones y todo eso. Eso les dificulta a las empresas más pequeñas contratarlos porque les sale muy costoso.

Yo creo que el país está en mora de hacer una reforma laboral. Es muy difícil porque en medio de la polarización eso se presta para toda clase de señalamientos, pero mientras tanto lo que vemos es una cantidad de gente desempleada sin que se tomen las medidas necesarias para dinamizar la vida laboral de millones de personas.

BL: Eso es básicamente un salario mínimo diferencial por regiones…

AM: Yo creo que esto es algo que hay que estudiarlo. A mí me gusta la idea. Sobre todo, porque la productividad y las condiciones laborales son muy distintas. Hay muchos países en los que ha salarios diferenciales por regiones, entre México, en Estados Unidos, y eso puede que esté afectando algunas regiones en donde la productividad es muy distinta. Es una propuesta que hay que mirarla seriamente, pero vale la pena discutirla y eso puede ayudar a manejar el tema del desempleo en el país.

BL: Uno hace una lista de las reformas que requiere Colombia y se queda haciendo una lista interminable. ¿Si a usted le tocara jerarquizar por orden de importancia, cómo las haría?

AM: Parte del problema es que Colombia no ha hecho reformas desde hace mucho tiempo. Muchas de las reformas importantes se vienen hablando desde hace mucho tiempo, en el Gobierno de Santos, en el de Duque, y así, y se nos han ido acumulando.

Es como una casa en donde primero hay una gotera, luego se quiebra un vidrio, luego la estufa se daña, y en un momento dado uno se da cuenta de que se está cayendo la casa y ahora sí toca ponerse en la tarea.

La Tributaria, la Pensional, la Laboral, todas esas son muy importantes, además de muchas otras, que me dice de la reforma a la Justicia. En el campo económico probablemente por la urgencia y el gran desequilibrio que tenemos la parte tributaria tiene una gran prelación. El país tiene que volver a tener déficits inferiores al 3% o 2%, y que la deuda, sobre todo la pública, no siga creciendo. Es que si sigue creciendo la deuda pública al 6% y 7% todos los años en cuatro años estamos fuera de los mercados.

Las otras reformas son muy importantes. Cómo vamos a seguir con una situación laboral tan anormal como la que tenemos. La reforma pensional es muy importante porque en el largo plazo la situación actual es insostenible y cada vez gastamos más en pensiones y las ganan muy poquitas personas, y para rematar las ganan los de ingresos más altos. Entonces tenemos una situación muy costosa y además, terriblemente injusta en materia pensional.

Ahora, una reforma a la justicia es apenas para que este país sobreviva, para que sea viable. No podemos seguir en la situación de impunidad, de corrupción y de desorden que tenemos. Algún Gobierno tendrá que llegar y poner orden en la casa. Es como si en un momento alguien se decide a tapar las goteras, arreglar los vidrios, la estufa, el calentador, los pisos y todo lo que está dañado.

BL: ¿Cómo hacer para aprobar esas grandes reformas? La última que propuso Alberto Carrasquilla se consideraba la que se necesitaba, sin embargo, por el rechazo que genera él como persona, la reforma se satanizó de entrada y más en un año preelectoral

AM: Las reformas necesitan la oportunidad, las condiciones políticas apropiadas, el diálogo, la explicación y un amplio manejo de la estrategia.

Cuando uno mira hacia atrás, más allá de los méritos que pudiera tener la propuesta del ministro Carrasquilla, estos factores no estaban presentes. El Gobierno no tenía el control de las mayorías, no se explicó bien, no hubo un proceso pedagógico grande, y además, el país estaba tensionado por la pandemia, por el aumento de la pobreza, por el desempleo y teníamos los elementos del paro nacional en marcha. Era un momento muy inapropiado para pasar una reforma de gran calado como la que propuso Alberto Carrasquilla. Hacia adelante se requiere construir consensos y alianzas políticas, porque finalmente una reforma de estas es una decisión política conjunta y eso requiere mayorías, porque los economistas podemos hacer las fórmulas y las reformas, pero sin los votos de la mayoría y el apoyo popular las cosas naufragan y eso es un poco lo que uno echa de menos en el país.

La polarización y las diferencias ente los partidos han hecho que el país venga perdiendo la oportunidad de hacer las cosas que debe hacer. El país no ha hecho las reformas y no tiene los liderazgos para que, más allá de los intereses electorales, se busquen consensos en los temas esenciales.

BL: ¿Alguno de los nombres que hay en busca de la presidencia para el próximo año tiene esos elementos que permitan sacar adelante esas reformas?

AM: Yo no le podría decir eso hoy. Dependerá mucho de la actitud de los candidatos que se vayan perfilando para pasar a la segunda vuelta. Dependerá de si su actitud es de seguir polarizando o de acercarse al centro y buscar esos consensos. A los candidatos de los extremos, si llegan a pasar a segunda vuelta, les va a tocar copar el centro, porque si no lo hacen van a agudizar la polarización y el país va a quedar en una muy mala situación. También dependerá mucho de la composición del Congreso, porque sin mayoría quedará paralizado como le pasa a Castillo en Perú.

BL: ¿Cree que Colombia debe pensar en el voto obligatorio para fomentar la participación y que las elecciones sean más representativas, o qué haría?

AM: Veamos lo que hace Chile respecto a un sistema parlamentario o semiparlamentario, es distinto al régimen presidencial que tenemos en Colombia en donde por un lado se elige a un Congreso y por otro, al presidente y a veces no queda con las fuerzas suficientes para seguir adelante. En América Latina que es más que todo de régimen presidencial se está teniendo este problema y se puede pensar en una forma de régimen parlamentario.

Es decir, que los grandes políticos vayan al Congreso, esto es los grandes jefes, o sea un Congreso que represente mucho más al país y que el presidente salga de coaliciones mayoritarias en el Congreso que quede asegurada la gobernabilidad como en España, Inglaterra o Alemania. Eso le sube el nivel a la política en el Congreso y asegura la gobernabilidad. Alguna variante así nos podía ayudar a tener países más fáciles de gobernar. Esto es una reforma a muchos años, no a dos o cinco.

BL: Hablemos de comercio internacional, ¿cómo está viendo la normalización del sector?

AM: Eso es una gran duda. El tema logístico está enredado, los fletes están altos, no hay barcos, no hay contenedores, los puertos están congestionados, las mercancías no llegan y esta es la causa de tanta inflación, no es un tema de nosotros exclusivamente. Lo tienen Estados Unidos, Europa y la mayoría de los países en el mundo. Los problemas logísticos, más las disputas China vs Estados Unidos agudizan esto aún más.

BL: ¿Qué tanto puede servir la política monetaria del Banco de la República para atajar la inflación proveniente de temas como el logístico que es totalmente ajeno al Emisor?

AM: No es plenamente útil, pero sí tiene una función. De alguna manera lo que tenemos es un problema en la oferta, obviamente si no hay mercancías, si los puertos no funcionan, lo que haga el Banco de la República no ayuda en nada a solucionar esos problemas, pero, si la demanda es mucho más grande que la oferta, en la medida en que el banco no la controle pues la inflación será mayor. Entonces, lo que está tratando de hacer el banco es controlar la demanda, que no sea mucho más alta que la oferta en problemas. Entonces sí ayuda al control de la inflación, pero por la vía de la demanda, que, aunque no es el centro del problema puede contribuir a más inflación.

BL: ¿Por qué el desempleo no se recupera al ritmo de la economía? Las proyecciones de PIB suben mes tras mes, pero el empleo mejora muy lentamente

AM: Yo tengo dos o tres hipótesis de por qué el desempleo no se ha recuperado a la misma velocidad. Primero, porque definitivamente se quebraron algunas empresas, principalmente en el sector servicios. Hemos visto restaurantes, bares y comercios que cerraron y se perdieron los trabajos. La recuperación se ha dado a partir de los negocios que sobrevivieron y están creciendo muy bien, pero lo hacen con los trabajadores que tenían antes.

Otra razón es que con la pandemia hemos intensificado el uso de los mecanismos digitales. La economía se digitalizó mucho más rápido y eso ahorra trabajo. Ahora se necesitan menos mensajeros, ahora en los restaurantes usted hace el pedido con el celular, y ahí se ahorra un mesero. Ahí volvemos al tema de la reforma laboral para ver cómo recogemos al cerca de medio millón de personas que aún no recupera su trabajo.

BL: ¿Qué espera de la cartera vencida para lo que queda de este año teniendo en cuenta que en agosto se acabó el PAD que diseñaron la Superfinanciera y el Gobierno para ayudar a los deudores?

AM: Proyecciones no tengo como tal, pero sí creo que habrá un salto en la cartera vencida, sí estoy muy atento a ver qué muestra el próximo reporte, pero no tengo una forma de darle una proyección de lo que va a pasar.

BL: Volviendo a la autorización bancaria para BTG, en qué se van a enfocar y cómo están para competir con Citibank que es principalmente el banco que lidera el segmento al que ustedes llegan.

AM: Tenemos metas claras. Tenemos un objetivo de llegar a empresas medianas y grandes. Citi y otros bancos se enfocan más en multinacionales y nosotros vamos un segmento más abajo. Tenemos definidas las empresas a las que queremos llegar.

Otra de las cosas es que queremos ofrecer como una asesoría integral. En banca de inversión, asesoría en compra de dólares entre otras. Y además, nuestros créditos son estructurados, tratamos de acomodarnos a las situaciones y necesidades de las empresas.

Vamos a ser un banco de nicho que quiere crecer, pero no vamos a ser ni el banco más grande de Colombia, ni vamos a competir en todos los segmentos de la banca, sino que vamos a ser de un nicho muy especializado.

BL: ¿Desde el banco van a hacer la estructuración de empresas que quieran salir a buscar deuda o capital o cómo van a manejarlo con la fiduciaria y la comisionista?

AM: Eso es precisamente lo que se necesita. Muchos clientes necesitan una combinación de servicios y el crédito es muy importante. Por ejemplo, en la emisión de bonos primero hubo un crédito y luego la emisión de bonos con la cual se pagó el crédito. Es toda una serie de servicios. Igual sucedió con Procaps que acaba de llegar a Nueva York, primero hubo un crédito. La operación de bolsa fue complementaria, y así hay varios ejemplos.

Una empresa nos puede buscar para asesoría para comprar otra empresa, ahí entra la asesoría de banca de inversión, pero después va a necesitar el crédito, o salir a colocar bonos, y es ahí en donde se ve la importancia de un banco integrado con fiduciaria y comisionista para ofrecer toda la gama de servicios.

BL: Ya están en Colombia, Brasil y Chile con banco, ¿podría pensar uno que viene Perú o el tema Castillo aleja esa opción?

AM: En general los socios en Brasil lo están evaluando. La entrada en Perú está en los planes y lo que se está definiendo es cuándo va a ser el momento para hacerlo, pero eso está en el radar de BTG, falta definir es cuándo.

BL: ¿Cuál es la primera meta que se tiene planteada para el 2022 cuando ya estará andando la operación del banco?

AM: Nosotros tenemos un plan en el que esperamos que al segundo año tengamos una cartera de unos $2 billones y después llegar a US$1.200 millones. Ya tenemos conversaciones con varios clientes, estamos analizando varios créditos para ampliar nuestro portafolio y cumplir esas metas.