Bloomberg — Austria pondrá fin este fin de semana a un confinamiento en todo el país para las personas que se han vacunado contra el Covid-19 o se han recuperado del virus, aunque seguirá limitando la participación en la vida pública de quienes se nieguen a vacunarse.
El gobierno se reunirá con los líderes regionales el miércoles para evaluar las medidas necesarias para mantener la pandemia contenida y convertir la disminución de casos “en una tendencia”, dijo el canciller Karl Nehammer a los periodistas en Viena.
Las medidas han contribuido a reducir a la mitad el número de contagios contados según la media móvil de 7 días por cada 100.000 habitantes, que llegó a ser de 1.110 al comienzo del confinamiento, aunque la ocupación de las unidades de cuidados intensivos sigue en niveles casi récord.
La reapertura de lugares como comercios y peluquerías se ajusta a los planes anunciados antes del inicio del confinamietno, el 22 de noviembre. La medida se impuso no sólo para frenar los contagios, sino también para elevar las tasas de vacunación del país, que se mantienen en la mitad inferior de los países analizados por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades.
El canciller austríaco, que juró su cargo el lunes, dijo que podrían mantenerse algunas restricciones para hoteles y restaurantes, y que los líderes regionales tienen la opción de imponer medidas locales más estrictas.
“Si están dispuestos a aceptar los resultados científicos, a vacunarse y a proteger a los demás, entonces recuperarán su libertad”, dijo Nehammer.
Austria es una de las pocas naciones europeas que ha vuelto a imponer restricciones estrictas en la última oleada de la pandemia. También tiene previsto imponer la vacunación obligatoria a partir de febrero y multar a los disidentes.
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