:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/bloomberglinea/QNBZLI2NZBA7FOHEOPAJJT4AMY.jpg "Marcas en un campo de fútbol en España")
Bogotá — Cada año se mueven hasta US$1,7 billones en los mercados de apuestas ilícitas en el mundo del deporte, lo que evidencia un “incremento sustancial” en las dos últimas décadas, según un nuevo informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
La Unodc advierte que la corrupción en el deporte no es un fenómeno nuevo, ya que “se han documentado actividades fraudulentas en el funcionamiento de las instituciones deportivas y las competiciones desde la época de los antiguos Juegos Olímpicos”.
No obstante, en las dos últimas décadas han sido testigos “de un aumento sustancial de las actividades delictivas en esta área”, en un escenario en el que “la globalización, la enorme afluencia de dinero, el rápido crecimiento de las apuestas deportivas legales e ilegales y los avances tecnológicos” han transformado “la forma en que se juega y se consume el deporte”.
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Estos factores, indica, “lo hacen cada vez más atractivo para las redes criminales que buscan explotar el deporte para obtener ganancias ilícitas”.
La corrupción en el deporte es evidente en todos lo niveles y en 2015, por ejemplo, se inició una investigación respecto a la construcción del estadio Arena Pernambuco para la Copa Mundial de 2014 en Brasil.
El precio de la construcción, que había sido gestionada por la brasileña Odebrecht, envuelta en el mayor escándalo de corrupción en Latinoamérica, se había inflado en US$12 millones, según revelaron las investigaciones.
En Colombia la noticia sobre un juego de la segunda división de fútbol se viralizó en día pasados pues el Unión Magdalena, de la ciudad de Santa Marta, se clasificó en tiempo de reposición al anotarle dos goles ante la supuesta pasividad de sus rivales de Llaneros.
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Las imágenes causaron tanto revuelo que incluso el presidente colombiano, Iván Duque, solicitó investigar los hechos y la Fiscalía General anunció que iniciará el proceso tras el escándalo en el partido del Torneo Betplay Dimayor, llamado así por temas comerciales.
La Federación Colombiana de Empresarios de Juegos de Suerte y Azar (Fecoljuegos) hizo “un llamado a las autoridades correspondientes para que esclarezcan y surtan acciones sobre las presuntas irregularidades cometidas en el partido de fútbol”.
“Esta situación deja en vilo la reputación y el buen nombre de un importante sector que involucra la marca de la liga, los equipos de fútbol, los jugadores profesionales, empresas patrocinadoras y por ende las casas de apuestas deportivas; de ser el caso, debe haber un precedente ejemplar”, indicó.
El informe de Unodc destaca de un lado la necesidad de fortalecer los marcos legales, políticos e institucionales para prevenir y responder a los hechos delictivos, así como desarrollar e implementar políticas integrales de lucha contra la corrupción en el deporte.
También insta a “promover e incrementar la cooperación y el intercambio de información y buenas prácticas entre organizaciones deportivas, autoridades de prevención del delito y justicia penal, legisladores y legisladores”.
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Y por último, “mejorar la comprensión de los vínculos entre la corrupción y la delincuencia organizada en el deporte y desarrollar las capacidades de las entidades gubernamentales y las organizaciones deportivas pertinentes para abordarlos”.
En el marco del informe, Unodc destaca iniciativas particulares como una en Medellín, en donde se ejecutó un programa destinado “a construir un espacio multifuncional abierto a todos los ciudadanos, utilizando actividades deportivas, culturales y de otros ámbitos como medio de inclusión social”, lo que se convierte en “una herramienta crucial para evitar que los jóvenes se unan a las bandas locales organizadas”.
Se estima que el mercado mundial de apuestas legales sobre carreras de caballos y deportes tuvo un valor de US$40.000 millones en el 2020. El mayor mercado mundial fue Asia con apuestas por US$19.600 millones, seguido por Europa (US$15.200 millones), Norteamérica (US$2.300 millones), Oceanía (US$1.700 millones), África (US$751 millones) y América Latina (US$335,9 millones).
