¿Cambio en los planes del BanRepública? Inflación pone presión en Colombia

Las expectativas se dispararon a 3,91% para 2022. El Emisor busca normalizar la política, pero mantener la tasa “ligeramente expansiva”. El discurso puede cambiar.

Este viernes el Banco de la República tendrá su última reunión del 2021.
16 de diciembre, 2021 | 04:00 AM

Bogotá — La Junta del Banco de la República de este viernes será mucho más complicada de lo que estaba previsto. Si bien la inflación viene siendo un problema de cuidado desde hace meses, la más reciente encuesta de expectativas lo agudizó.

La medición que realizó el banco central entre los analistas del mercado financiero no sólo mostró que la inflación esperada para este año está 233 básicos por encima de la meta (3%), sino que, además, para el próximo año ya está rozando el límite superior del rango que maneja el Emisor, esto es de 2% a 4%, con meta puntual del 3%.

Daniel Velandia, director de Investigaciones Económicas de Credicorp Capital, aseguró que “lo que probablemente implicará es que el Banco de la República nuevamente cambie el lenguaje y ahora comente la necesidad de llevar la tasa de política monetaria a un nivel ligeramente contractivo y no neutral como lo ha dicho hasta ahora”.

Pero para Velandia esto se veía venir. “El mercado creo que se ha venido preparando para eso y además hay que tener en cuenta que esas expectativas no incorporan el anuncio de salario mínimo de esta semana”.

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El pasado 2 de diciembre durante un evento organizado por Corficolombiana, el gerente general del banco central sostuvo que “”Paradójicamente, para mantener tasas de financiamiento bajitas, hay que subir las tasas de interés a un día hacia niveles más cercanos a los tipos neutrales, manteniendo, mientras tanto, tasas que siguen siendo muy expansivas. La tasa de hoy, de 2,5%, está muy por debajo de la tasa de inflación, por debajo de la meta de inflación. Por lo tanto, es una tasa de interés real negativa por cualquier lado en que uno la mire. Y la tasa va a seguir siendo fuertemente expansiva por algún tiempo, mientras llegamos a un nivel más neutral, en el que la tasa no sería ni expansiva ni contractiva. Es mejor moverse gradualmente. Y cuando uno se mueve en una dirección, tiene que ajustar la política de forma gradual para evitar reaccionar de forma intempestiva. En la situación actual, evidentemente, hay una brecha del producto negativa, pero gradualmente empiezan a manifestarse elementos de exceso de demanda”.

Sin embargo, los recientes resultados de las expectativas, sumado a las mayores expectativas de crecimiento económico, podrían motivar un endurecimiento del discurso.

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Para Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, “si yo estuviera en la Junta del Banco de la República yo cambiaría el lenguaje. No sé si hasta el punto de hablar de una tasa restrictiva, pero sí creo que debería, si va a aumentar sólo 50 puntos básicos, enviar un mensaje más contundente, por lo menos desde el punto de vista del discurso porque lo que pasa es que cada día la tasa se está quedando un poco más atrás y las expectativas de inflación se le están empezando a desanclar. Es un fenómeno que les ha pasado a todos los bancos centrales por eso muchos han tenido que acelerar el ritmo de aumentos de tasas de interés, el de Colombia también lo tuvo que hace. Entonces sí creo que lo mínimo que debe es ajustar el lenguaje, o una combinación de ajuste del lenguaje y mayor aumento de tasas de interés para tratar de contener esas expectativas que cada día van a ser más complicadas”.

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Pero para Pérez lo más grave no es lo que se ve hoy en el panorama, sino que hacia adelante se proyecta, por lo menos, 6 meses más de inflación alta, por encima del 5%. “Cerramos el año con inflación alta, y por lo menos hasta mayo tendremos inflación sobre 5% y esos son 6 meses de psicología de inflación alta que claramente no va a ayudar a las expectativas, y el banco central lo debería tener claro”, dice.

Entre tanto, Carolina Monzón del Banco Itaú sostiene que “será un escenario con presiones alcistas en materias primas y disrupciones en cadena logística, además de devaluación, y esto hace que cada vez más difícil ver una corrección de la inflación y hace más complicado que en 2022 el IPC cierre por debajo del 4%. Dependerá mucho de la indexación del primer semestre y de la corrección de los precios de los alimentos el próximo año”.

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